Conozcan a Andrés Monnier, un escultor autodidacta que ha labrado su propio camino en el corazón del mundo artístico, literalmente hablando. ¿Su medio elegido? Las rocas. En una conversación sincera, Monnier comparte profundas perspectivas sobre la fascinante relación entre las rocas, la vida, el tiempo y el arte.

La Sabiduría Ancestral de las Rocas

La filosofía de Andrés Monnier parte del profundo entendimiento de que las rocas son antiguas, forjadas a través de milenios de procesos geológicos. Estas albergan secretos, historias y energía en sus texturas, formas, colores y porosidad. “Las rocas tienen una conexión con la medida del movimiento y el tiempo”, enfatiza.

Un Baile de Permanencia y Trascendencia

El viaje de Monnier con las rocas no fue una elección consciente; siente que las rocas lo eligieron a él. Manejar estos materiales eternos lo ha hecho plenamente consciente de la diferencia entre la efímera naturaleza de la vida humana y la existencia atemporal de las rocas. Esta interacción entre lo efímero y lo perpetuo es un tema central en su trabajo.

El Arte Más Allá del Diseño

Las creaciones de Monnier trascienden el diseño convencional. Él percibe sus piezas como fragmentos de una conciencia materializada, yendo más allá de lo físico. Cada obra tiene un propósito y narra historias a través de la sinergia entre el arte, el diseño y la técnica. Su trabajo es un testimonio de las infinitas posibilidades del pensamiento y la creatividad humanos.

Transformando la Realidad y el Ser

Así como la percepción da forma a nuestra realidad, Monnier cree que las rocas pueden transformarse con las herramientas y técnicas adecuadas. Trabajar con rocas se asemeja a muchos procesos artesanales que requieren la sincronización del cuerpo y la mente. Es un estado de profundo enfoque que le ayuda a comprender y expresar diversas formas de pensamiento. Monnier ve la escultura como una manera de remodelar su pensamiento a través de un material moldeable y orgánico.

Chispas de Inspiración

Monnier mantiene viva la llama de la inspiración mediante su sensibilidad hacia su entorno. Valora su sensibilidad innata, que lo impulsa a adentrarse profundamente en cada pieza que crea. El dolor que alguna vez percibió como una debilidad se ha convertido en una fortaleza, impulsándolo a invertirse profundamente en su trabajo.

Desde el Concepto hasta la Creación

El proceso de Monnier enfatiza la participación en cada paso creativo. Desde concebir una idea hasta elaborar la pieza a mano, asegura que la idea, aunque sea el alma de la obra, permanezca abierta a la improvisación y experimentación a lo largo del proceso de producción, permitiendo que la creatividad y la imaginación florezcan.

Trabajando con la Piedra y Más Allá

Como escultor autodidacta, Monnier a menudo empuja sus límites para completar sus piezas. La piedra, en particular su peso, presenta desafíos únicos y le recuerda la importancia de respetar el material, su conexión con el tiempo y los procesos naturales. Monnier trabaja con diversas piedras, cada una con características singulares y un propósito específico.

Si bien la piedra es su material distintivo, la curiosidad y experimentación de Monnier se extienden a otros materiales naturales como el vidrio, metal, arcilla y madera, enriqueciendo su evolución artística.

Creaciones con Propósito

La motivación de Monnier radica en crear piezas con un propósito multisensorial. Más allá de la funcionalidad, su trabajo fomenta la introspección y la reflexión. Valora la sutileza de los detalles significativos, llevando a las personas a cuestionar sus sentimientos sobre sí mismos y su existencia. El arte de Monnier es una invitación a explorar las profundidades de la experiencia humana, trascendiendo las barreras del tiempo y la percepción.

Fotos: cortesía.


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