Al terminar los festejos navideños y la celebración del año nuevo, comienza la realidad del año que empieza. Esto nos da la oportunidad de fijar nuevas metas, reinventarnos y tener la oportunidad de tener un comienzo fresco. Año nuevo, historias nuevas. Ahora que comienza este 2021 y el mundo en general está tan necesitado de empezar a recuperar la normalidad, después de un 2020 complicado, aprovechamos para recomendarles cuatro vinos, cuyas historias hablan de reinvención y de tener nuevos comienzos, para que tomemos una página de dichas historias y nos animemos a reinventarnos.

La primera recomendación que traemos para ustedes es el Clos des Jacobins 2011 St. Emilion Grand Cru Classé en Bordeaux, Francia. Dicha bodega fue altamente valorada en los años cuarenta y cincuenta. Por azares del destino, cayó de la preferencia de los consumidores y comenzó a ser relegada (a pesar de contar con la clasificación de Grand Cru Classé). Fue hasta el año de 2004 cuando Thibault y Magali Decoster, pareja que no tenía experiencia previa en el mundo de los vinos, adquirió la bodega y a base de trabajo arduo y una inversión considerable, lograron reinventar y rescatar esta histórica bodega, con una filosofía que refleja un absoluto respeto y pasión por el terroir y con fuerte preferencia por el trabajo manual y artesanal.

Como suele ser recomendado con los vinos de Bordeaux, decantamos este St. Emilion por una hora y media antes de probarlo. En copa, este tinto presenta un encantador color granate obscuro sin variaciones. A pesar de ser un tinto relativamente joven, está en perfecto estado y listo para disfrutarse. En nariz, presenta marcados y opulentos aromas a ciruela y moras negras. En boca encontramos un tinto seco, de cuerpo medio con acidez balanceada y un tanino sedoso y refinado. Notas de ciruela, cerezas, moras negras, cuero y especias completan la experiencia aromática y dan paso a un final largo. Este tinto acompaña de maravilla estofados tradicionales o carnes a la parrilla.

La segunda sugerencia también proviene de Francia, en particular de la región de Sancerre en el corazón del valle de Loire. El Domaine Delaporte Sancerre Silex 2018 es un vino blanco que refleja a la perfección el deseo de reinventarse de Matthieu Delaporte, nieto de Vincent Delaporte. Dicho viñedo es un negocio familiar que ha sido pasado de padres a hijos desde el Siglo XVII. Sin embargo, Matthieu a sus 30 años ha decidido tomar pasos firmes hacia una nueva visión de la elaboración del vino. Impulsando el trabajo manual y parcelar, llevando el viñedo de forma orgánica y añejando sus vinos por períodos prolongados. El resultado son vinos de una altísima calidad y complejidad. Incluso en el pasado, su vino rosado fue premiado como el mejor del mundo por la revista americana Decanter.

El Sílex 2018 es un vino elaborado 100% a base de uva Sauvignon Blanc y obtiene su nombre ya que la parcela de cultivo de 4 hectáreas tiene suelos de piedra sílex. Tiene una crianza de 12 meses en barricas de 2000 litros. En copa es un vino brillante y claro, con marcados colores de paja pálida con tonos dorados. En nariz presenta frescas notas cítricas y de membrillo. En boca es un vino vívido, fresco, con una acidez extraordinaria y notas de durazno, cítricos, pera, manzana verde, membrillo y miel. De cuerpo medio y final largo, es un vino muy interesante que sugerimos disfrutar como aperitivo o acompañarlo con ostiones en su concha.

Tanto el Sílex de Delaporte como el Clos de Jacobins se pueden adquirir en México a través de Climats.

La tercera recomendación es un Vino de Pago procedente de España. El Finca Calvestra Merseguera 2018 de Mustiguillo. Dicha bodega logró mediante cultivo de vid a más de 900 metros de altura sobre el nivel del mar, recuperar una uva autóctona del Mediterráneo, que debido a ser considerada una uva poco expresiva aromáticamente hablando, se fue perdiendo del gusto e interés de la gente.

Mustiguillo ha logrado mediante el correcto cultivo y vinificación de la Merseguera, reinventarse y ponerla en el mapa tanto de los profesionales del vino como del consumidor. Es un vino expresivo, interesante y fácil de tomar. Cuenta con certificación de vino ecológico, apto para veganos y en su proceso de elaboración cuenta con una crianza en barricas Bordalesas por un periodo de entre 9 y 11 meses. 

En copa encontramos un blanco con colores dorados y de paja pálida. En nariz tiene notas florales y de frutos blancos. En boca es un vino untuoso con notas florales y de piña, tiene acidez fresca y un final largo. Perfecto para acompañar pescados y mariscos a la parrilla, arroces y pastas cremosas.

Nuestra cuarta y última recomendación también proviene de España. El Viognier de Pago de Vallegarcía 2018.

La uva Viognier es tradicional de la región del Norte del Ródano en Francia y en 1965 era una uva que solamente contaba con 8 hectáreas de cultivo en dicha región. En fechas recientes ha crecido en popularidad, sin embargo, es una uva que usualmente encontramos en vinos blancos franceses. Vallegarcía fue pionero en la elaboración de un vino español elaborado 100% Viognier.

El resultado es un vino blanco complejo con buena crianza y en evolución constante. En copa presenta colores brillantes amarillos y dorados, con una buena consistencia. En nariz presenta notas a mandarina, piña y miel. En boca encontramos un vino untuoso y elegante, semiseco y balanceado, con notas de frutos de hueso, cítricos en particular mandarina, mango, piña y miel. Tiene cuerpo medio y final largo. Es el vino ideal para acompañar comida japonesa como sushi y sashimi, también es el acompañante perfecto para comida Cantonesa y Thai.  

En México, se pueden adquirir esta sugerencia, así el Merseguera de Mustiguillo a través de Selección D’Otto.

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Fotos: cortesía.

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