En el mundo del lujo, pocas casas pueden presumir de una herencia tan rica y de una capacidad para reinventarse constantemente como Louis Vuitton. La presentación del reloj de bolsillo Escale à Asnières es la más reciente expresión de esta tradición. Una pieza única que trasciende el tiempo y fusiona dos de los epicentros creativos más emblemáticos de la Maison: la casa familiar en Asnières y el taller de relojería La Fabrique du Temps Louis Vuitton.

Este reloj de 50 mm de diámetro no es solo una proeza de la alta relojería, sino una obra maestra del arte en movimiento. Su diseño rinde homenaje al saber hacer excepcional que caracteriza a Louis Vuitton desde su fundación en 1854. Inspirado en la herencia de la Maison, el reloj captura el espíritu artesanal de Asnières, el lugar donde todo comenzó, y la innovación técnica de La Fabrique du Temps, donde se desarrolla la relojería de alta gama de la marca.

El recorrido de esta joya nos lleva a Asnières, un pequeño pueblo a orillas del Sena donde Louis Vuitton estableció su primer taller en 1859. Aquí, los materiales necesarios para confeccionar los icónicos baúles se transportaban fácilmente por el río, lo que permitió a la Maison florecer. Hoy, este lugar es mucho más que un simple taller; es el alma de Louis Vuitton, donde se crean piezas a medida y encargos especiales, y donde la familia Vuitton vivió hasta finales de la década de 1980.

El reloj Escale à Asnières captura esa historia de manera mágica. En su esfera, se representa una escena que evoca la vida del taller de finales del siglo XIX: un carruaje tirado por caballos, cargado de baúles de Louis Vuitton, se mueve con gracia mientras las ruedas giran y los caballos trotan. Esta escena no es solo una imagen estática; gracias a un complejo mecanismo de autómatas, la escena cobra vida cuando se activa el repetidor de minutos, un tributo a la destreza técnica de la Maison.

El corazón de esta obra es el calibre LFT AU14.01, un movimiento de carga manual que cuenta con 480 componentes, cada uno ensamblado con precisión extrema. El repetidor de minutos, una de las complicaciones más codiciadas en la alta relojería, reproduce un sonido que marca las horas y los minutos con un sistema de gong catedral, creando un tono profundo y resonante. Este movimiento, desarrollado por los maestros relojeros Michel Navas y Enrico Barbasini, es una demostración de cómo la técnica y la poesía se encuentran en el mundo de la relojería.

Pero el Escale à Asnières no solo destaca por su ingeniería. La obra en oro y esmalte que adorna la esfera es el resultado de una colaboración entre dos grandes artesanos: Dick Steenman, maestro grabador, y Anita Porchet, reconocida esmaltadora. Juntos, han logrado esculpir en oro y esmaltar con un nivel de detalle que da vida a la escena del carruaje, los baúles y la casa de Asnières, con una precisión que solo puede alcanzarse tras años de experiencia y dedicación.

El proceso de grabado del oro comienza con la técnica de bajorrelieve, esculpiendo una sola pieza de oro para crear una escena tridimensional que se anima en el dial. Por su parte, el esmaltado en 35 tonos diferentes aporta un juego de luces y sombras que acentúa cada detalle, desde la estructura de la casa hasta el movimiento del carruaje. Este meticuloso trabajo, que incluye múltiples horneados a temperaturas elevadas, refleja la maestría de Porchet y Steenman, quienes han creado una obra de arte que trasciende el tiempo.

Para completar esta pieza única, Louis Vuitton ha diseñado un baúl a medida, fabricado en el mismo taller de Asnières donde se confeccionan los encargos especiales. Este baúl, cubierto en cuero verde, guarda el reloj junto a una cadena de oro rosa y otros accesorios, un recordatorio de la tradición de la Maison en el arte de viajar.

El reloj Escale à Asnières no es solo una obra maestra de la alta relojería, sino un tributo a la historia y al espíritu innovador de Louis Vuitton. En una era donde el tiempo parece moverse a una velocidad vertiginosa, esta pieza nos invita a detenernos, a admirar el arte y a recordar que, a veces, la verdadera belleza reside en los detalles y en la historia que cada objeto cuenta.

Fotos: cortesía.

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