En un mundo dinámico y tan difícil de definir como el de las artes, el encontrar la propia voz como artista es todo un reto. Desde influencias e inspiración hasta la propia trayectoria y aprendizaje, todo lo que es un ser humano se transmuta inevitablemente al arte. La comida, las amistades, los viajes y las ideas, desde la más pequeña anécdota hasta una tradición milenaria son elementos que dan forma a la expresión que tomará un artista en cuanto se siente a trabajar. Lourdes González, una artista mexicana con una trayectoria particular, plasma en su arte el reflejo de un espíritu incansable y misterioso que nos adentra en su arte como una puerta a un rico mundo interior.
Licenciada en diseño industrial por la UNAM y con una maestría en la Universidad de Artes, Artesanía y Diseño Konstfack, de Estocolmo, abarca varias ramas de las artes plásticas, desde arte instalación y textil a escultura. Sus piezas incorporan elementos tradicionales y experimentales con una facilidad vertiginosa: papeles escarchados y textiles de piel de cebolla forman parte de su portafolio, donde toca temas como los ciclos de la tierra, la naturaleza cambiante del cuerpo y la fragilidad del ser con una delicadeza casi ceremonial. Sus obras tienen todas un aire contemplativo y calmo, con una dinamicidad tan exquisita que parecen fluir en el espacio cual una bandera al viento.
En su última exposición, denominada “La Paradoja de Lágrimas, cuerpo, naturaleza y rito en el textil”, a través de delicados textiles y texturas cuidadosamente trabajadas, Lourdes González creó una serie de estructuras etéreas similares a las crisálidas vacías de una mariposa y en cuya presencia podía sentirse un dejo de nostalgia conmovedor. Esta obra se expuso en el Muca, ubicado en la Colonia Roma de la Ciudad de México en 2020, y desde entonces el mundo permanece a la espera de una nueva iteración de su creatividad. Una artista auténtica con un espíritu cristalino, Lourdes González promete mucho en el futuro, donde, estamos seguros, sus próximas obras no dejarán de sorprendernos y deleitarnos.
Fotos: cortesía.
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