Corría el año de 1892 en el tranquilo pueblo de Hurlingham, Argentina, cuando un afamado jugador de polo se acercó a la zapatería local para ver si era posible reparar un par de botas que había traído de Inglaterra. Pedro Fagliano, quien entonces era un joven zapatero inmigrante de Italia, aceptó el trabajo, y las botas quedaron reparadas al día siguiente. Semanas más tarde, su cliente regresa maravillado: sus botas habían quedado como nuevas, y quería que le hicieran allí mismo un nuevo par. Fue así como comenzó el legado de excelencia de Casa Fagliano, que hoy, cinco generaciones más tarde, se sitúa como la mejor casa fabricante de calzado de equitación en el mundo.

El taller de los Fagliano es un lugar particular, completo con el olor del cuero y la tinta, y arrullado con el murmurar de la máquina de coser que alguna vez perteneció a Pedro Fagliano. Aquí encontrarás a sus descendientes: el taller se encuentra a cargo de don Rodolfo Fagliano, nieto del fundador, quien trabaja lado a lado con sus propios hijos y nietos, cuarta y quinta generación respectivamente. A pesar de que seis miembros de la familia trabajan aquí y se encuentran altamente especializados, el taller produce tan sólo un par de botas al mismo tiempo. Cada detalle es supervisado con gran atención por todos los miembros, desde el color del cuero hasta la más pequeña costura, y ninguno de los Fagliano descansa hasta obtener un producto digno de su sello de excelencia.


Suscríbete a nuestro newsletter y recibe lo mejor para quienes viven el lujo como estilo de vida.


El primer paso es siempre elegir el cuero: cada par de zapatos, correa o accesorio elaborado por Casa Fagliano utiliza sólo auténtico cuero cordovan de anca de potro, mismo que es seleccionado a mano para cada proyecto a realizar. Las suelas se cosen a mano con gruesos hilos de lino para asegurar una durabilidad óptima, y, en el caso del calzado deportivo, llegan a utilizar hasta cuatro capas de cuero para garantizar tanto el confort como la protección de quien las usa.

Además de sus icónicas botas de polo, la casa ha producido una gran variedad de modelos propios que el tiempo ha consolidado como grandes diseños llenos de tradición. Entre los más famosos se encuentran la bota Mendoza Chelsea, un básico atemporal de la moda masculina, o la bota Hurlingham Derby, que cuenta con una silueta sumamente reconocible y de herencia militar, al haberse inspirado en las botas que llevó el ejército inglés durante la segunda guerra mundial. Al repertorio de la casa se suman además calzado casual, exquisitos accesorios como bolsos y cinturones, e incluso su exclusiva colaboración con la renombrada casa relojera Jaeger-LeCoultre, para quienes elaboraron una exclusiva serie de correas de cuero con motivo de la conmemoración del 80 aniversario de los emblemáticos relojes Reverso. Cada correa toma 24 horas para hacerse, y hay una amplia gama de opciones para personalizarlas, desde los colores del cuero y las costuras, hasta bordados y grabados específicos a petición del cliente.

Herederos de un legado inigualable, Casa Fagliano es hogar de una familia en cuyo seno se cultiva la excelencia y el amor a un oficio bien practicado. Cada par que sale de su taller es una obra de arte, fina y durable, hecha a medida para los clientes más exigentes. Tradicionales y a la vez en constante innovación, los Fagliano y su excelente arte zapatero están siempre seguros de entregar nada menos que las máximas calidad y refinamiento.

Fotos: cortesía.

Leave A Comment

Your email address will not be published.