Roma y Milán son dos de las ciudades italianas más representativas, pero al norte del país hay una ciudad que abarca más de 100 islas pequeñas en una laguna del mar Adriático. No tiene caminos, sino solo canales, incluida la vía pública del Gran Canal, bordeada de palacios renacentistas y góticos, con suelos de mosaicos bizantinos y sus emblemáticos techos rojizos que se pueden percibir en las vistas panorámicas de la ciudad; por lo que, Venecia seduce a los viajeros que andan en busca de aventura, gastronomía, e historia italiana.
En la plaza central de San Marcos, se encuentra uno de los establecimientos emblemáticos e históricos de la ciudad que originalmente fue inaugurado bajo el nombre de Il Rimedio en 1638, debido al vino Malvasía que se vendía en su interior y se creía que vigoriza las extremidades y despertaba el espíritu. El 28 de mayo de 1775, Gioegio Quadri llegó en Venecia después de salir de Corfú con su esposa Naxina y tuvo la idea de invertir el patrimonio familiar en un lugar que vendía “agua negra hirviendo”. Así comienza la historia de Gran Caffè Quadri, que tendría otro paso crucial en 1830, cuando la dirección pasa a los hermanos Vaerini. Los dos emprendedores renuevan los interiores agregando el restaurante Quadri en el piso superior.
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Con la entrada de la familia Alajmo en 2011, Gran Caffè recuperó su estética original y mejoró la oferta. A principios de 2018 comienza la importante restauración para la que los hermanos Alajmo llaman al diseñador y creativo francés Philippe Starck. Una transformación que reveló la magia original del lugar en una atmósfera romántica y ligeramente surrealista, imaginada por Philippe Starck e implementada por la habilidad de los artesanos venecianos. Como prueba del impactante proyecto, quisieron realizar un documental que potenciará la habilidad con la que lograron despertar la belleza y poesía originales de este increíble lugar brindando un homenaje principalmente a Venecia, a sus realidades y riquezas ocultas formadas por personas, artesanías y conocimientos ancestrales.
Sentado en una de las plazas más bellas del mundo a la vista de la Basílica de San Marco, puedes pasar un día entero comenzando con un desayuno continental, pasando por un almuerzo a base de cicchetti, pizzas, sándwiches y postres, todos los preparativos se realizan actualmente en las cocinas del Quadri. El personal, coordinado por Michele Vianello con la dirección de Giovanni Alajmo, se mueve expertamente entre las mesas de la plaza con un estilo de servicio atento y puntual. Además, la coctelería de Gran Caffè Quadri tiene una larga historia. A lo largo de los años los mejores barman han sabido mantener viva la tradición y al mismo tiempo han demostrado ser precursores y creadores de nuevas tendencias. Entre los cócteles, destaca el Martini que representa más que un placer, convirtiéndose en una especie de ritual.
Al tener un enlace entre el presente, el pasado, la tradición y la vanguardia; Gran Caffè Quadri ofrece el deseo del estilo de vida italiano convirtiéndolo en una experiencia o en un ritual para todos los días, donde la gastronomía, la buena compañía, buenas vistas y la atención en los detalles hacen que se convierta en un momento inolvidable en cada bocado con deseo de repetirlo; por lo que, Gran Caffè Quadri nunca decepciona no importando el momento o día del año para visitarlo.
Fotos: cortesía.
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