Costa Careyes es un espacio sin comparación en el mundo. Dentro de las “reglas” que se piden seguir para poder ser un residente dentro de este paraíso se encuentran dos especialmente notorias: “apreciar la música del cielo, de la tierra y del mar, sentir el silencio de los espacios”; y más aún “amar a Careyes sin saber por qué”, dos peticiones que se hacen sin esfuerzo alguno desde el primer momento en que se pone un pie dentro de esta finca de 20,000 acres.
Nacido de la visión del artista Gian Franco Brignone en 1968, este paradisiaco paisaje natural no contaba con caminos y se encontraba rodeado de jungla y ríos desconocidos. Aún hoy es uno de los lugares más virginales del mundo, con el Océano Pacífico bañando la totalidad de Costa Careyes. Varios proyectos se encuentran dentro de este masivo oasis de autenticidad, incluidos el Careyes Club y bungalows variados, la joya de la corona es el caleidoscopio de villas individuales que se alzan sobre los acantilados marinos, bañados por brisa y viento refrescante, localizados en el punto justo entre el océano y el desierto.
Diseñadas por excelentes arquitectos como Marco Aldaco, Alberto Mazzoni, Luis Barragán, Diego Villaseñor, y Jean Claude Galibert, cada villa individual está hecha para permitir el flujo de aire constante, evitando el uso de aire acondicionado; y la iluminación exterior está limitada para permitir proteger la convivencia con los cuerpos celestes durante la noche. Los espacios exteriores e interiores, abiertos y cerrados coexisten de manera exquisita y generan un ambiente habitable y enfocado en la sustentabilidad. Una de las principales preocupaciones de Careyes es ser amigable con la comunidad que le rodea, con los seres vivos y el ambiente, de manera que todos los desarrollos han sido planeados de forma ecológica.
Aunado a esto, The Careyes Foundation ha fomentado la educación, los deportes, la ecología y el arte, además de apoyar a la conservación de más de 1540 especies de flora y fauna, y haber liberado a más de 1.5 millones de tortugas marinas desde 1983. Cada visita a Careyes es una inversión al mantenimiento del planeta y el ecosistema que rodea a este punto de convergencia entre el placer y la naturaleza.
Cada una de las siete villas privadas está construida con el mayor cuidado y se asegura de ser una experiencia única para los huéspedes, y están localizadas en barrios privados con seguridad las 24 horas del día.
El Castillo Oceánico Sol de Oriente es una villa localizada en la punta de un acantilado, equipado con 6 suites individuales con vistas al mar y una alberca tipo infinity que rodea los 360° del complejo principal. Desde su lugar privilegiado sobre la Península de las Estrellas, esta singular villa observa la Playa Careyitos y cuenta con servicio completo, incluido un mayordomo personal, chef y personal de limpieza, alojados en sus propios cuartos en el complejo. Cuenta además con dos bungalows y una torre. El acceso a la torre está limitado por un funicular privado, y el complejo se encuentra a solo unos minutos del Club de Playa Rosa.
El Castillo Oceánico Sol de Occidente cuenta con seis suites con vista al mar, totalmente equipadas, y una piscina infinity de 360° en la propiedad, posicionada en la punta de un risco entre la Playa Careyitos y la Playa Teopa. Cada suite tiene vista panorámica al océano y entre las comodidades que ofrece se incluyen el funicular privado a la torre, una playa privada, y un helipuerto. También incluye dos bungalows, y cada suite está acondicionada con su baño privado. También en este Castillo se puede encontrar un centro de entretenimiento tipo home theatre y una sala de prensa. Como complemento, el servicio del mayordomo personal, chef y mucamas está disponible, teniendo al staff en el sitio a todas horas.
Por su parte, el complejo Dragón de la Constelación posee 4 dormitorios, totalmente equipados y con vistas panorámicas al mar. Comparten una piscina infinity privada y goza de terrazas de azotea para tomar el sol y admirar las estrellas. Una de las suites sólo puede ser encontrada en la planta alta por unas escaleras secretas y cuenta con un “nido”, un espacio íntimo para dos personas. Todo el complejo se encuentra a una corta distancia del Club de Playa Rosa, al cual se puede acceder a pie o por un funicular privado, y tiene acceso directo al mar. Además, incluye el servicio de mayordomo privado, chef y mucamas en sus propias habitaciones.
La villa privada Nido de Amor está compuesta de tres suites con vistas al mar, totalmente equipadas, espacios de convivencia en palapa y una gruta privada, sundeck, y terrazas al aire libre. Está rodeada de jardines tropicales y acceso al mar, sobre el cual pareciera que se derrama su piscina privada tipo infinity. Cuenta además con el servicio de mayordomo privado, chef, y mucamas en sus propias habitaciones.
Ahora bien, la Casita Carioca, uno de los espacios más íntimos dentro de Careyes, es un conjunto de cuatro suites equipadas, con vistas al mar, y su piscina privada tipo infinity. Se puede llegar a la orilla del mar caminando, pero para experimentarlo hace basta ponerse en cualquier punto de la casa: tanto las vistas marinas como los sonidos de la costa se pueden apreciar desde todas las habitaciones. Con varias salas de estar y comedores, tanto externos como internos, este complejo ofrece una experiencia muy personal en comunión con el entorno. Su cocina gourmet y su lavandería pueden ser operadas por personal cuyo servicio está incluido en la renta, entre 8am y 5pm, o por el huésped, y provee una estancia completa.
La Casa Azul ofrece vistas amplias a toda la bahía de Careyes desde cualquiera de sus 5 habitaciones, totalmente equipadas, en lo que es quizá la más acogedora y hogareña de las instalaciones en la comunidad Careyes. Cuenta con un sistema de sonido de última tecnología en la sala de estar, y una terraza voladora que permite observar el mar y la bahía en todo su esplendor. El alojamiento incluye el servicio de un cocinero y una mucama, que proporcionan una decoración sin igual con velas para apreciar cada puesta de sol desde la comodidad de la Casita Azul.
Diseñada por Jean Claude Gilbert, la Casa Selva se inspira en uno de los cinco sentidos, el oído, para brindar un ambiente de paz y conexión con la naturaleza como ningún otro lugar en Careyes: rodeada de jungla, las aves tropicales transportan al huésped a un mundo selvático en un santiamén. Cada uno de los 6 cuartos está completamente equipado y la Casa Selva goza de una vista privilegiada sobre la Bahía de Careyes y la Playa Rosa. Tiene una piscina infinity y una zona de solarium, jardines tropicales privados y el acceso al Club Playa Rosa, todo complementado con el servicio de mayordomo, cocinero y mucama.
Careyes, en el corazón del Pacífico mexicano, es sin duda uno de los lugares más serenos y extraordinarios del mundo. En este mismo lugar suceden eventos especiales anuales como el Festival de Arte Careyes, el Festival de Música de Ondalinda, la Copa Agua Alta de polo, un complemento perfecto para el ambiente pacífico. La bahía conjunta a residentes y visitantes de más de 42 nacionalidades, creando un entorno ideal para encontrarse con uno mismo a través de la comunión con la comunidad, la naturaleza y la espiritualidad inherente de un espacio privilegiado y lujoso como lo es la Bahía de Careyes.
Fotos: cortesía.
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