Permanencia. Una de las preocupaciones más puramente humanas, en especial cuando se considera la naturaleza temporal con la que nos enfrentamos. A fin de cuentas, ¿cómo se puede lograr prevalecer milenios después de que nos hayamos desvanecido? La mayoría de las respuestas a esta interrogante se centran en la idea de crear algo que preserve nuestra memoria mucho tiempo después de que el cuerpo ya no esté. Esta es la  idea central detrás de la colección de Verano 2020 para hombres presentada por Kim Jones para Dior. 

En colaboración con el artista americano Daniel Arshman, Kim Jones, diseñador en jefe y Director Artístico de las colecciones masculinas de Dior, presenta esta nueva visión del futuro a través de la exploración del pasado. El concepto clave se centra en una imaginaria “arqueología moderna”, producto intelectual de Arshman, se basa en los objetos cotidianos del presente y cómo se verían si fuesen descubiertos cientos de años en el futuro. El paso del tiempo, la destrucción y la iconografía histórica toman el papel principal en esta nueva propuesta para la industria del high-couture. 

Como ya es costumbre en las presentaciones de colección de la Casa Dior, el concepto artístico permea en todas las capas del espectáculo: la decoración, el ambiente, y, por supuesto, las piezas en sí mismas, todos toman elementos que parecieran antiguos con una idea contemporánea. Justo antes de entrar al Institut du Monde Arab en París, donde la presentación tuvo lugar, los invitados eran recibidos por los exteriores sobrios y ortogonales del edificio. Tras pasar por la puerta principal, una reconstrucción completa de la oficina de Monsieur Christian Dior aparece, con todos los objetos, muebles, paredes y techo cubiertos en material rocoso, dando la apariencia de décadas de polvo y piedra depositadas sobre las superficies. Ya sintiéndose como el redescubrimiento de un cuarto sellado hace mucho tiempo, el cuarto principal aparece, generando una mezcla de asombro y extrañeza.

El amplio espacio es monocromático, rosa pastel en toda dirección, con sutiles gradientes hacia tonos más vibrantes. El escenario está cubierto de arena rosa, dispuesta en un degradado perfecto desde un tono saturado hasta el rosa que raya en lo blanco. En este espacio, los modelos caminarían, mezclando la arena de a poco, representando el paso del tiempo sobre el escenario, la creación del hombre. En el centro, letras gigantes deletrean “DIOR”, recuerdan antiguos tótems de piedra, apenas soportando las pruebas del tiempo. La piedra de aspecto erosionado compone el nombre de la Casa en letras enormes, creando la idea de un increíble descubrimiento arqueológico. Desde estas piedras, en los huecos, cristales violetas emergen, casi como si su propósito fuera rellenar las piezas faltantes, en una metáfora visual de las nuevas y brillantes posibilidades creciendo desde el pasado. El set completo aparenta ser un futuro distante, los modelos de pie en el centro de un gran y sereno desierto con la única compañía de los monolitos que hablan sobre una historia maravillosa. 

Las piezas son de la más alta calidad, cualidad por la que Dior es bien conocido. El savoir-faire es la característica principal en todas las colecciones de la Casa de Dior, y especialmente en las producidas por Kim Jones. Esta habilidad de saber cómo comunicar el mensaje y manejar con pericia diferentes técnicas de confección para crear un producto único es lo que distingue los trabajos de Dior en el mundo. Con una gran influencia de los juegos de tiempo que Arshman plantea, cada conjunto presenta motivos de toda la historia de Dior, explorando nuevos límites y utiliza elementos que asemejan el paso del tiempo. 

El primer recurso de notarse es el color, que en lo general imita el degradado presente en el escenario. Colores pálidos que parecieran blanqueados por las décadas bajo el sol son los dominantes en la colección, pero ciertos accesorios muestran un color más brillante. Gradientes y desvanecidos, los colores de ciertos artículos ofrecen un aspecto interesante, como es el caso de las largas mascadas de seda que flotan tras los modelos. Uno de los más estelares usos de estos gradientes es en ciertas camisas de seda liviana, casi transparente, con adornos intrincados en los hombros. Hechos de seda crepé doblada a mano, estos adornos están pintados a mano por un atelier parisino muy exclusivo, tintados con azul real y naranja vibrante, los cuáles se desvanecen poco a poco hasta un blanco puro. En movimiento, estas delicadas piezas crean un efecto fluido, como si el agua y las nubes estuvieran atrapadas en la camisa, reafirmando la idea de un paisaje magnífico e inmersivo. 

Algunas de las piezas más escandalosas toman la idea del ambiente desértico y presenta un accesorio para la cabeza en rosa brillante, gris neutro, o color arena, completo con una gorra de gran estilo. Los abrigos largos en estos mismos tonos complementan la silueta, conjurando la esencia de estar preparados para las condiciones más extremas sin perder el estilo nunca. Los abrigos de aspecto pesado se complementan a su vez con camisas livianas y transparentes de seda. Una camisa de color azul eléctrico casi completamente transparente es especialmente notoria, así como las camisas con los diseños impresos más llamativos. Primero, se ve el patrón repetitivo hecho con miles de copias del logotipo vintage de Dior, cubriendo la camisa con un patrón de ajedrezado. Luego, en presentaciones de manga corta y larga, el siguiente patrón cubre una camisa con impresiones de las letras derruidas del centro de la habitación. Igualmente, esta impresión se puede ver sobre pantaloncillos cortos que completan un atuendo veraniego y fresco. El último patrón es curiosamente complejo, y está impreso a mano sobre la tela por maestros del kimono en Kioto, Japón. Con la técnica del Toile de Jouy, que hace la impresión sobre la parte interna del accesorio, estas camisas y pantalones, tanto de manga y piernas largas como cortas, representa flores, ángeles y demás motivos naturales con alto expertise. 

Quizá la representación más fiel del concepto de la colección es una camiseta de simple tela gris, uniforme, de corte largo y suelto. Impreso en texturas se lee el nombre de la Casa, y en el pecho la tela perfecta es interrumpida de forma deliberada y sutil: una fractura, una brecha delgada interrumpe la armonía visual. Estas grietas representan de forma muy puntual el concepto simple y a la vez extremadamente complejo del tiempo: las superficies prístinas, ideales preservadas, probadas hasta el punto de quiebre y prevaleciendo a través de los eones. 

Revisitar los antiguos diseños y ofrecerlos de nuevo con una frescura renovada es también otra forma de acercarse a la idea detrás de la colección. Kim Jones retoma su diseño de debut, el tailleur oblique, un corte especial, característico de Dior, para trajes de hombre. Aquí lo adapta con detalles que le permiten funcionar mejor y lo acopla con telas largas que crean una silueta intrigante. También combina elementos tomados de la icónica bolsa de mano de Dior, usando sus contornos en los detalles de los sacos. 

La tradicional reiteración de la misma bolsa vuelve a hacer una aparición, esta vez intervenida por Arshman, la bolsa de mano esta vez está compuesta de silicon y estilizada para recrear el desgaste de todo el concepto. Una versión más está hecha por completo con el patrón de periódico presentado por Dior en la colección de Verano 2000, como un símbolo de lo atemporal: preservar el presente para redescubrir en el futuro. 

Adicionalmente, todos los accesorios de la colección han sido intervenidos directamente por Daniel Arshman. El artista toma la joyería diseñada por Yoon Ahn y crea copias de ellas para modificarlas libremente, erosionándolas y destruyéndolas de forma estratégica, creando piezas que hacen eco de la decadencia y la belleza dentro de esta. El leitmotiv de las letras de Dior derrumbadas se observa una y otra vez en las joyas, zapatos, pendientes, pines y bolsas que complementan la ropa. De notarse también es son los zapatos de hule transparentes, que parecen en sí mismos moldes. Otros artículos cotidianos se vuelven piezas decorativas, como es el caso de llaves y cadenas, decoradas con el monograma de Christian Dior. 

Un último detalle de notoriedad son los bolsos de extravagantes proporciones. Como una primera colaboración entre la Casa de Dior y la marca de equipaje de lujo RIMOWA, los accesorios resultantes son únicos. Mochilas, estuches para champagne, bolsos de mano y maletas están todas modeladas a partir de los reconocibles relieves de la marca alemana. Estas ediciones especiales combinan procesos de punta y un gusto excelente, creando complejas superficies reflejantes de pigmento brillante y material crudo, una representación visual del valor del material como concepto y su importancia en la construcción de la colección. 

La colección de Kim Jones y Daniel Arshman es una sofisticada obra de arte que busca cambiar el mundo de la moda. Retomando los elementos más representativos de la Casa de Dior y la imaginación de Monsieur Dior, la colección completa es una carta de amor a las ideas y valores y a lo que la marca es, y en lo que se puede convertir en el futuro. Imaginarse a Dior sobreviviendo por muchos años no es difícil. Los valores que ha defendido a lo largo de su historia son atemporales: la más alta calidad, materiales preciosos, una visión artística y estándares visionarios. Estas son las ideas que vendrán a la mente cuando se descubra algún artefacto de Dior en el futuro lejano. Son ideas permanentes, eternas, creadas en las mentes más brillantes del mundo de la alta costura.  

Fotos: cortesía.

Leave A Comment

Your email address will not be published.