En las montañas de Reims, entre las aldeas Rilly-la-Montagne, Chigny-les-Roses y Ludes, se encuentra uno de los linajes viticultores de champagne más prestigiosos de toda Francia. Una familia que por más 250 años lleva perfeccionando el arte de su oficio, con un sello de dedicación visible en cada hectárea de sus tierras.
Jean-Jacques Cattier y su hijo Alexandre son, respectivamente, la duodécima y trigésima generación de viticultores de champagne. Junto a su selecto equipo de 18 personas han mantenido el sueño de la familia de ser el champagne de más alta calidad de toda la región, sobre todo gracias a su entrega en la producción de cada botella de Champagne Armand de Brignac.
Las botellas se encuentran recubiertas de metal y acabadas con la aplicación a mano de las etiquetas de peltre francés. Una persona tan solo puede completar 20 botellas por hora, de manera artesanal, y por eso mismo no hay dos botellas iguales.
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En su producción vinícola solo se usa la porción superior, la más fresca de los cuvées, para producir el mejor champán posible. Esta estricta selección asegura que el jugo salga de la fruta con mucha personalidad, con una textura suave y una acidez bien equilibrada. Un toque exclusivo en su proceso es la mezcla de tres añadas, fusionando el carácter único de tres cosechas diferentes.
Cada botella de Champagne Armand de Brignac se termina con una única dosificación, que se obtiene a partir de los mejores vinos de la cosecha, los cuales han sido añejados durante un año en roble francés nuevo. Este toque en la creación de vinos ofrece una sutil complejidad al producto terminado, que incluye trazas de pastelería, vainilla y tostado.
Armand de Brignac dispone de cinco productos que de forma individual resaltan en el mercado como un champagne indispensable para hacer de tus eventos brillantes tal que el oro; el primer producto de Champagne Armand de Brignac, el Brut Gold sigue siendo el cuvée más icónico de la gama. Es un ejemplo excelente del proceso de mezcla tradicional asociado a la creación del champán; elaborado con tres añadas que provienen de los terruños más alabados de la región, expresa un carácter fresco y vibrante y ofrece una textura suave.
El nombre es un recuerdo de amor del pasado, siendo que hace 50 años, Nelly Cattier, madre de Jean-Jacques, leyó una novela con un personaje llamado «M. De Brignac». Le pareció un nombre muy noble y lo registró para usarlo con un nuevo vino en el futuro. Este registro cayó en el olvido durante mucho tiempo, pero Jean-Jacques decidió, a principios del nuevo siglo, rendir homenaje a su madre haciendo uso de ese nombre tan especial para el nuevo «tête de cuvée» de la familia.
Armand de Brignac orgullosamente ha dejado su huella dorada en el mundo como una de las botellas indispensables en cada evento de índole internacional, siendo solicitada incluso por iconos mundiales de todas las ramas del medio. Dejando en alto su meta de demostrar al mundo un producto de la más alta calidad proveniente de los más prestigiosos cultivos de la familia.
Fotos: cortesía.
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