Aquellos que marcan el camino de la industria del lujo tienen una cosa en común: no se apegan a las reglas. Dispuestos a romper límites, aquellos que desean artículos hechos a la medida son, en definitiva, los que establecen las modas y no las siguen. En esta línea, Rolls-Royce, como una marca de super lujo, ha tenido que reinventarse para acomodarse a las exigencias de este nuevo mercado.

La nueva generación de clientes subvierte las expectativas y ahora persiguen el minimalismo, la pureza y la función antes que la forma. El resultado es uno de los autos más tecnológicamente avanzados y más puros en cuanto a diseño: el Rolls-Royce Black Badge Ghost.


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Disponible en varios colores, el acabado preferido es el negro, tan profundo que no puede obtenerse en ningún otro taller de la industria automotiva gracias al proceso artesanal que Rolls-Royce imprime en el pintado de las piezas. Los elementos icónicos de Rolls-Royce, como la parrilla, también se subvierten al introducir un proceso especializado de electrolito de cromo que deja un acabado oscuro en las piezas. Las llantas de 21 pulgadas completan el look exterior, diseñadas exclusivamente para el Ghost, con 22 capas de fibra de carbono en tres ejes, terminado con una tapa flotante que permite al monograma de Doble R estar siempre al derecho.

El interior fue curado con cuidado, añadiendo materiales nuevos como un tejido complejo en diamante de fibras de carbono y metal que complementan los elementos de madera en los paneles. La estética Post-Opulenta que reina en el automóvil se extiende al interior, con los detalles sutiles de las ventilas tratadas con deposición física de vapor, lo que previene su decoloración. Ahora, el reloj que acompaña a cualquier modelo Rolls-Royce personifica también esta estética limpia, en él sólo se marcan las posiciones del 12, 3, 6 y 9, así como la punta de las manecillas. La fascia que le rodea presenta una innovación a su vez: 850 estrellas que hacen juego con los colores del panel de control y las estrellas del techo brillan etéreas.

La experiencia a la medida se extiende también a la ingeniería, con un marco de aluminio, llamado la Arquitectura del Lujo, que provee rigidez al cuerpo y le otorga al Ghost un manejo de cuatro ruedas.

El motor V12 de 6-75 litros de Rolls-Royce parecería suficiente, sin embargo, en el Ghost se ha explotado a un nuevo nivel. En esta ocasión brinda 29PS extras, dando un gran total de 600PS. La ilusión de una marcha infinita también se dramatiza con la adición de 50NM de torque para un total de 900NM. La transmisión también fue retrabajada para incrementar las capacidades de reserva del motor. La caja de velocidades y los ejes de frente y detrás trabajan al unísono para ajustar la retroalimentación que recibe el conductor, dependiendo de los ajustes de crucero y manejo.

Una experiencia innovadora en todos los sentidos, el Black Badge Ghost está listo para las órdenes y marca un nuevo pico para Rolls-Royce. Un testamento de la habilidad de la marca para cumplir con las demandas de los clientes más exigentes, el Black Badge Ghost es un vehículo que impresionará a cualquier conductor preparado para romper las barreras.

Fotos: cortesía.

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