Baptise Loisseau, el actual maestro de cava de Louis XIII, se ha encargado en este principio de siglo de elegir las mejores de las eaux-de-vie de Grand Champagne para crear las más exquisitas combinaciones para el mejor cognac del mundo. Con sus notas a mirra, miel, rosas, ciruela, madreselva, habanos, cuero, higos y maracuyá, la experiencia sensorial ofrecida en cada trago de Louis XIII es compleja y única. Como tal, es importante tener una guía para apreciarla en su totalidad, y por ello ÖVRFLÖD y Louis XIII traen las recomendaciones para disfrutar de esta finísima bebida de la mejor manera.

La experiencia de una bebida no se limita sólo al sabor y al olor, sino que es integral y holística. Por tanto, entran en juego el decantador, el modo en que se presenta, y la copa en la que se sirve. Louis XIII vende todos sus licores en decantadores especiales soplados por artesanos del vidrio con los cristales mas finos, y para que la excelencia no se detenga al salir de la botella, el diseñador Cristophe Pillet ha creado las copas Facets of Louis XIII, formuladas para potenciar los atributos visuales y olfativos del cognac.

Una vez servido, se empieza por la nariz, donde se identifican la ola de perfumes elegantes y notas florales. Lo ideal es experimentarlo poco a poco, pausadamente, dando tiempo para que cada aroma llegue hasta el paladar. Una vez aquí, se coloca una gota de cognac sobre los labios, preparando el paladar y apoyando al gradual aumento de sensaciones. En boca, hay que degustar las esencias de mirra, miel, rosas, ciruela, madreselva, habanos, cuero, higo y maracuyá, de forma individual y conjunta, para apreciar la complejidad completa del resultado del trabajo de generaciones enteras de maestros bodegueros. Louis XIII es la fragancia del tiempo.


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La textura untuosa y el final largo son ideales para maridajes específicos, proporcionando un placer atemporal y sin comparación. Un compañero ideal para el Louis XIII es el caviar de beluga, uno de los más finos, cuyas notas oceánicas acrecientan las facetas de Louis XIII. Otra opción es un jamón Bellota, cuyo ligero sabor salado y su textura suave que se derrite en la boca acompaña el final prolongado y da continuidad a la sensación de densidad y sedosidad de la bebida.

Para guardar el cognac después de terminar su degustación, es ideal tapar el decantador con un corcho para preservar los aromas, y mantenerlo a menos de 20° C, así como alejarlo de la humedad y la luz solar. Aún cuando la botella se guarda y la copa se vacía, la esencia de Louis XIII permanece, sinónimo de la maestría y el dominio del tiempo.

Sin igual en el mundo, con sus capas de complejidad y la historia contenida en cada botella, Louis XIII es la demostración del dominio de la temporalidad. Sólo con la paciencia y la planeación es que las eaux-de-vie más exquisitas se pueden combinar en lo que ultimadamente es una auténtica joya líquida.

Fotos: cortesía.


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